En estos días estoy preparando una charla sobre el valor de la información y del dato (visto como información) como motor de cambio en las empresas. En ella hablamos de aspectos cómo que los datos se han convertido en el centro de atención de las empresas y que es un activo para ellas, ya que puede hacer ganar mucho dinero y mejorar la cuenta de resultados; y dado que realmente podemos verlos como un activo estratégico, como tal los deberíamos tratar.
Para ello, uno de los primeros pasos que debemos hacer es tenerlos inventariados, conocer las fuentes que tenemos, qué tipos de datos viven en ellas y la información que disponemos; para ello, es muy conveniente disponer de un framework de trabajo y un gobierno y gestión reglado y con procedimientos como el que propone DAMA.
Por otro lado, como buen activo, deberemos cuantificar su valía, porque la información bien tratada y en las manos correctas, tiene mucho valor. Se dice que el dato es el nuevo petróleo de las empresas, puesto que será lo que las impulse y las más cotizadas trabajarán con él; pero como decía Laney Douglas, autor del libro Infonomics, en una de sus ponencias, el dato es mucho más que el petróleo. El petróleo solo se puede usar una vez, no puedes usarlo muchas veces y que siga aumentando su valor, no puedes duplicarlo, mientras que el dato sí; el dato es duplicable, mejorable, compartible… y encima mancha menos.
¿Pero cuánto vale cada dato? Ya comentamos en otro post que es muy difícil poder dar un valor monetario concreto a los datos, depende de cada empresa y cada situación y cuando hablamos de valor, no solo tenemos que referirnos al monetario. Para una fábrica de caramelos, el envoltorio no tiene a penas valor económico, pero sí tiene valor para el negocio, ya que, si no tenemos envoltorio, no podemos vender los caramelos.
¿Quiere decir esto que no tenemos que esforzarnos en obtener un valor para ellos? Todo lo contrario, pese a no aparecer en los balances oficiales de la empresa y de la subjetividad de otras valoraciones, es muy recomendable asignar a cada tipo de dato uno o varios valores, para saber cuánto tenemos que preocuparnos por ellos; de hecho, incluso hay algunas empresas que ya comienzan a utilizarlos económicamente en balances internos.
Por el momento no existen métodos estándares de valoración, por lo que debemos apoyarnos en metodologías que realicemos nosotros a medida o algunas disponibles como la que propone Gartner, haciendo una distinción entre las medidas fundamentales y las medidas financieras:

Medidas Fundamentales
- Valor intrínseco de la información (Intrinsic Value of Information, IVI): Se tiene en cuenta lo completos, precisos y correctos que son los datos. Se hace un análisis pormenorizado de ellos a nivel de dato puro, con lo que resulta muy completo, pero a la par, no tenemos contexto del propio dato, para qué lo vamos a utilizar.
- Valor de negocio de la información (Business Value of Information, BVI): Se mira como influyen estos datos en el negocio, como aplicarlos y cuán útiles son para el negocio. Es interesante para detectar aquellos datos e información que se recogen, pero no se usan nunca o se aprovechan poco (conocidos como “dark data”), pero al contrario que el anterior modelo de valoración, este es muy subjetivo dependiendo del contexto; una información puede ser inútil en un contexto y vital en otro.
- Valor de rendimiento de la información (Performance Value of Information, PVI): Se refiere a la posibilidad de mejorar el negocio a través de esa información. En este modelo nos encontraremos con medidas que podemos usar dentro del ámbito financiero y necesitaremos apoyarnos en un grupo de control para comprobar su cálculo.
Medidas Financieras
- Valor del coste de la información (Cost Value of Information, CVI): Se revisa el coste que tendría para la empresa la pérdida (considerada como pérdida de control, robo, daño…) de estos datos. Se centra mucho en el coste en sí, pero no en el valor que puede aportar al negocio; no obstante, podemos hacer una traslación del impacto económico en el negocio.
- Valor de mercado de la información (Market Value of Information, MVI): Se mira lo que se podría conseguir económicamente vendiendo los datos a otras organizaciones. Es complejo de calcular puesto que las típicas curvas de oferta y demanda no aplican excesivamente al mercado de la información (se puede copiar múltiples veces y una vez se vende, se vende el derecho a uso, no la propiedad, por lo que se puede vender de nuevo) y difícil de encajar en un mercado concreto, aún incipientes. Una vez marcados los parámetros de valoración y valorados los datos, podemos usar este modelo internamente para poner en relevancia la importancia de estos datos para tratamientos e inversiones, ya que el factor económico de mercado es fácil de entender por las distintas áreas.
- Valor económico de la información (Economic Value of Information, EVI): Se trata de obtener el valor neto del dato: el beneficio futuro menos los costes de adquisición y mantenimiento. Es muy útil para tener un valor más claro de la información, pero a su vez, al basarse en el forecast, nos estaremos apoyando en suposiciones.
Para tener una visión más completa del valor de una información, es recomendable combinar varios métodos de valoración, veamos un par de ejemplos:
- Una información con un valor económico (EVI) bajo, pero con potencial de incrementarlo y que a su vez proporciona un valor a negocio (BVI) alto, seria indicador de que es una buena información sobre la que invertir y mejorarla, puesto que es buena para el negocio y puede traernos beneficios económicos a futuro.
- Una información con un coste de pérdida bajo y que a su vez la tengamos muy completa y que sea de valor para algún negocio (es decir, un CVI bajo y que a su vez tenga un IVI y un BVI altos) puede ser indicador de que nos encontramos ante unos datos interesantes para vender al mercado. Y aquí cabe indicar que es posible que para nuestro negocio tenga no mucho valor (BVI bajo) pero si para otros negocios que sería el nicho de mercado de esta información.
Como podemos apreciar, cuando disponemos del valor cuantificado de la información para la organización, observado desde distintos puntos de vista, tenemos herramientas para decidir mejor en qué datos invertir y cómo sacar mejor rendimiento a esa inversión.
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