Falacia del coste hundido

El coste hundido es un concepto económico que se refiere a los gastos que ya se han realizado y que no se pueden recuperar. Estos costes no deberían influir en las decisiones de inversión futuras, ya que solo importan las expectativas de beneficios o pérdidas. Sin embargo, muchas veces los tomadores de decisiones se dejan llevar por la aversión a la pérdida y siguen invirtiendo en proyectos que no son rentables, solo para no admitir el fracaso o para no desperdiciar el dinero gastado sin darse cuenta que se está desperdiziando aun mas dinero. Es bastante común ver como las empresas se enfrentan a la tentación de seguir invirtiendo en proyectos o activos simplemente porque ya han dedicado recursos a ellos, ignorando que estos costes ya están incurridos y no deben ser considerados al evaluar nuevas oportunidades.

Este comportamiento irracional puede tener consecuencias negativas para las empresas, especialmente para el senior management, que deben gestionar los recursos de forma eficiente y estratégica. Algunos ejemplos de costes hundidos que podemos encontrarnos en las organizaciones podrian ser:

  • Software obsoleto o ineficaz: Si una empresa ha invertido una gran cantidad de dinero en la instalación de un software de gestión empresarial que no cumple con las expectativas o se ha quedado anticuado, el coste de la instalación es un coste hundido. No tiene sentido seguir usando ese software solo porque se pagó por él, si hay otras opciones más adecuadas o rentables en el mercado. Lo que puede hacer la persona responsable, es evaluar las alternativas disponibles y elegir la que mejor se adapte a las necesidades y objetivos de la empresa, sin importar el dinero gastado en el pasado.
  • Equipos o infraestructuras innecesarios: Otro ejemplo de coste hundido es el de los equipos o infraestructuras que se han comprado o construido para un proyecto que luego se ha cancelado o modificado. Por ejemplo, si una empresa ha comprado servidores o ha alquilado un espacio para alojarlos, pero luego decide migrar a la nube, el coste de los servidores o el alquiler es un coste hundido. No tiene sentido mantener esos recursos si no se van a utilizar o si hay opciones más baratas o eficientes. Lo que debe hacer el CIO es analizar el coste-beneficio de cada opción y optar por la que maximice el valor para la empresa, sin tener en cuenta el dinero perdido en el pasado.
  • Proyectos fallidos o inviables: Un último ejemplo de coste hundido es el de los proyectos que se han iniciado con una inversión inicial, pero que luego se han demostrado fallidos o inviables. Por ejemplo, si una empresa ha invertido en el desarrollo de una aplicación móvil que no ha tenido la acogida esperada o que presenta problemas técnicos, el coste del desarrollo es un coste hundido. No tiene sentido seguir invirtiendo en ese proyecto solo para intentar recuperar el dinero gastado, si hay otras oportunidades de negocio más prometedoras o rentables. Una vez más, lo mejor que se puede hacer es evaluar el potencial de cada proyecto y priorizar los que aporten más valor a la empresa, sin dejarse llevar por el orgullo o el apego al pasado.

Como se puede ver, el valor del coste hundido es un concepto clave para las personas que deben tomar decisiones en la empresa. Esas decisiones deben ser racionales y bien informadas. Para evitar caer en la falacia del coste hundido, es bueno tener en mente aspectos como:

  • Separar los costes hundidos de los costes futuros o variables, y centrarse solo en estos últimos a la hora de evaluar las opciones de inversión.
  • Tener en cuenta el coste de oportunidad, es decir, lo que se deja de ganar al escoger una opción en lugar de otra.
  • Aceptar los errores o fracasos del pasado y aprender de ellos, sin dejar que afecten a las decisiones del presente o del futuro.
  • Buscar información objetiva y contrastada, y consultar con expertos o colegas, para evitar sesgos o prejuicios personales.
  • Establecer objetivos claros y medibles, y revisar periódicamente el rendimiento y el impacto de las inversiones realizadas.

La comprensión adecuada del coste hundido puede tener un impacto significativo en la gestión empresarial. Al reconocer que los gastos pasados no deben influir en las decisiones presentes, las empresas pueden enfocarse en maximizar el valor futuro y optimizar sus recursos de manera más efectiva. Esto puede conducir a una mayor agilidad empresarial, una mejor asignación de recursos y una mayor rentabilidad a largo plazo.