Es un hecho que los cambios se producen cada vez más rápido, las personas no tienen los mismos gustos ni necesidades ahora que hace diez años y, por lo tanto, las empresas necesitan adaptarse para continuar ofreciendo el valor esperado (e inesperado) a sus clientes.
Las organizaciones deben evolucionar junto con las necesidades cambiantes del negocio, las demandas diversificadas del mercado y la evolución de las tendencias de los consumidores, sin olvidar imprevistos como el vivido años atrás con la pandemia. Lo deben hacer no sólo para obtener mayores beneficios sino, en muchos casos, también para sobrevivir; hay muchos Blockbusters en el camino.
La pandemia COVID-19 puso de manifiesto la importancia de tener procesos e infraestructura ágil para pivotar en aspectos como cambio de proveedores, reducción de costes bajo ciertas circunstancias, modificaciones de modelo de negocio o incluso dar acceso remoto a los sistemas para poder trabajar desde casa.
Las empresas antes se preparaban para el futuro, ahora se deben preparar para varios futuros que pueden ser presente en poco tiempo.
La manera de proporcionar flexibilidad a los negocios es mediante la modularidad de la organización, consiguiendo así empresas resilientes y ágiles; es lo que se conoce como la Empresa Componible (Composable Enterprise); término acuñado por Gartner. A través de la empresa componible, podemos ofrecer productos, servicios y experiencias construidas más rápido y con más agilidad y eficiencia.
El concepto en sí es simple. Del mismo modo que en los juegos de bloques de construcción sustituimos unas piezas por otras para cambiar la forma global del conjunto, en la empresa componible dispondremos de nuestros bloques de construcción llamados PBC (Packaged Business Capabilities) que ofrecerán capacidades de negocio de manera que podamos configurarlos según las necesidades.
Si el lector es conocedor de las arquitecturas de solución, esto que comentamos de la modularidad le sonará familiar, y así es. Desde las aplicaciones que se realizaban de forma monolítica, se fueron evolucionando las arquitecturas en búsqueda de agilidad y resiliencia y estas se han encontrado a través de las APIS, los contenedores y de los microservicios. Dicho de otro modo, se ha conseguido a través de la modularidad. Podemos dividir las aplicaciones en diferentes dominios y estos atenderlos de manera individual e independiente de forma que puede evolucionarse cada dominio por separado y en caso de fallo en un servicio, sólo fallará esa parte de la solución y no el conjunto. Del mismo modo, es sencillo añadir nuevas capacidades o sustituir un tipo de capacidad por otro gracias a la autonomía de cada uno de los módulos y su orquestación, permitiendo un bajo acoplamiento entre ellos.
Este tipo de modularidad, podemos verla también en la gestión de los datos y la información, donde paradigmas como el Data Mesh, promulgan la utilización de dominios modulares para mejorar la flexibilidad y la agilidad sin detrimento de la interoperabilidad, rompiendo así los silos de información pero manteniendo la independencia.
Siguiendo la misma filosofía, la empresa componible divide su negocio en diferentes dominios o capacidades que son servidas de manera independiente a otras capacidades.
La empresa componible se basa en cuatro principios:
- Más velocidad a través el descubrimiento
- Aumentar su agilidad mediante la modularidad
- Desarrollar un mayor liderazgo gracias a la orquestación
- Incrementar su resiliencia gracias a la autonomía
Estos principios, rigen la manera de trabajar desde tres grandes aspectos:
- El pensamiento componible como motor de la creatividad; mediante los principios mencionados anteriormente, disponemos de las herramientas para guiar en la conceptualización de nuevas ideas. Todas son encajables en este modelo y permiten probarlas rápidamente y a un bajo coste. Podemos aceptarlas si son válidas y descartarlas si no lo son. No hay que poner límites a la imaginación.
- La arquitectura empresarial componible para garantizar que la organización está construida para ser flexible y resistente. Es importante asegurar la innovación y el cambio ágil, pero es también importante que el negocio siga funcionando de manera segura y sin interrupciones.
- Las tecnologías componibles en las que apoyarse para el desarrollo de soluciones. Las tecnologías y su uso apropiado hacen posible poder desplegar las ideas sobre la arquitectura empresarial concebida.

Con este enfoque, podremos pivotar nuestras empresas hacia las soluciones más convenientes en cada momento, como transformar una empresa de confección de ropa de vestir en una fábrica de mascarillas durante la pandemia y volver a su negocio original tras ella. O probar nuevos modelos de negocio e incluirlos sin fricción en nuestro porfolio en caso de éxito y desecharlos sin impactar gravemente al negocio.
Cuando se piensa en la componibilidad, la mente debe ir a las capacidades de negocio (PBC) que se pueden replantear y reutilizar. Pero, ¿para qué se reutilizan? La respuesta es para satisfacer las necesidades de los consumidores porque la experiencia del consumidor está en el centro del negocio componible.
Ya hemos introducido anteriormente el concepto de PBC pero, ¿qué son realmente?
Los PBC son capacidades empresariales definidas y empaquetadas necesarias para crear aplicaciones a medida. Son “las piezas de Lego” de la empresa componible. Los PBC exponen APIs, de modo que el equipo de aplicaciones pueda reutilizar en el proceso de realización de nuevas soluciones. La idea es poder combinar diferentes PBC, para crear soluciones que se adapten en cada momento a las cambiantes necesidades empresariales.
Para los más tecnólogos, podríamos ver los PBC como una combinación de microservicios, convenientemente empaquetados para el negocio, de modo que pueden ser reasignados y reutilizados tantas veces como sea necesario. Claro está, para esta reutilización necesitaremos un correcto uso de APIs y de su orquestación.
Los PBC no son algo puramente tecnológico, al contrario, es negocio y proceso. Son capacidades de negocio empaquetadas y puestas a disposición de otras capacidades a través de tecnología para proveer valor, personalización y experiencia al consumidor.
Así, con esta modularidad en el negocio, obtenemos múltiples ventajas, entre las que podemos citar:
- Poder ensamblar y desensamblar diferentes PBC para satisfacer las exigencias y necesidades de nuestros consumidores, pudiendo fácilmente mantener lo que funciona y descartar lo que no funciona o está obsoleto.
- Evitar la dependencia de un sistema concreto que con el tiempo se pueda quedar obsoleto.
- Escalabilidad de cada PBC por separado evitando sobrecostes o sobredimensionamientos.
- En caso de fallo, éste se produce solo en una parte pequeña de todo el negocio, con lo que el resto de los procesos pueden seguir trabajando.
Para algunos de los requerimientos que irán surgiendo a la hora de adaptar nuestros negocios, veremos que incluso las más modernas estructuras tradicionales de TI no logran reaccionar ante las demandas que cambian rápidamente y lo mismo ocurre con los sistemas heredados. En estos casos, el uso de la nube y su gran escalabilidad y flexibilidad es un gran aliado.
Hemos de pensar los procesos para ser componibles. Podemos decir que la transformación digital es el camino para convertirse en empresa componible y viceversa.
Si ponemos foco en la gran competitividad del mundo empresarial y el aumento de las expectativas de los consumidores, sólo hay una solución para satisfacerlas: convertirse en una empresa componible.
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